Casi todos los 400 vecinos de
Villar de Cañas (Cuenca) han acogido la decisión del Consejo de Ministros de
este viernes de elegir este pequeño pueblo para albergar el cementerio de
residuos nucleares como si les hubiera tocado la lotería.
Los más de 750 millones de euros
que se invertirán en el nuevo parque empresarial que se construirá en esta
localidad tras este acuerdo hacen pensar a sus habitantes que Villar de Cañas
dejará de ser un pueblo deprimido que malvive de cultivar cereal, girasol y
ajos y de cuidar ovejas y cabras.
"Es la salvación de nuestro
pueblo y de toda la comarca porque Villar de Cañas no tenía futuro",
afirmó el alcalde de ese municipio, José María Saiz, del PP, tras confirmar la
portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que el Ejecutivo de Rajoy
había elegido a esta localidad desechando otras candidatas como Zarra (Valencia),
Ascó (Tarragona) o Yebra (Guadalajara), a las que los técnicos habían valorado
por encima de la conquense para ubicar esta instalación.
«Esta decisión se había demorado
siete años con un importante coste porque cada día que no se construía y no se
ponía en funcionamiento nos costaba 60.000 euros ese almacenamiento desde enero
de 2011», subrayó la portavoz.
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